Una demanda con historia

Desde 1917, los mexicanos radicados en los Estados Unidos han exigido que se les permita votar en las elecciones mexicanas para presidente, y la lucha ha continuado a través de las décadas. Votar aquí por quien quiere uno que gobierne su país, su patria, donde viven sus padres, donde tiene propiedades. Se pide la logística para votar porque el derecho está contenido en la Constitución Mexicana que indica que todos los mexicanos, donde quiera que se encuentren, deben votar, y dónde más hacerlo que en los consulados y embajadas.

A través de casi 100 años, muchos libros y miles de artículos periodísticos en diarios y revistas se han publicado, miles de discursos se han dado en los Estados Unidos, con la idea de convencer de la importancia moral del voto, que no es derecho político, sino derecho humano y la base de la democracia. Hay quienes se extrañan de que haya mexicanos que quieran votar libremente para presidente de su país, sin embargo, se trata de una práctica natural porque es un derecho natural, de todo biennacido, el que se vote para que hablar y decidir.

Las personas de otras nacionalidades no tienen nada que decir al respecto porque votan, colombianos, ecuatorianos, hondureños, polacos, sudafricanos y demás, acuden a sus consulados, no solo a pedir documentos, sino a depositar el más importante de estos, su voto. Por más que digo que hay que participar en las elecciones presidenciales de México, aunque sea con el “voto mocho” y burocrático de cartas y sobres y correos, eso no impide que se exija una forma más justa para votar, que si no se cuenta con la credencial de elector, que se extienda aquí, que se de en lugar de la matrícula consular que sirve aquí pero que en México no sirve para nada, no así la credencial de elector que se haría valer aquí, como nos servirá de mucho al estar allá.

A la demanda puesta ante una corte federal de México en base  a este derecho, le seguirán las denuncias en las respectivas comisiones de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Basta de politiquerías, pretextos y componendas que lo que hacen es empeorar más la situación de millones de inmigrantes indocumentados que si aquí no pueden por el gobierno de este país, que voten por el gobierno de su país. Es asunto de dignidad, es un caso de derechos humanos y no se vale que el IFE que debe facilitar el voto, este para entorpecerlo.