Mi problema con Vázquez Mota

Faltan unas semanas para que el Partido Acción Nacional (PAN) haga su decisión electoral para escoger a quien será su candidato, o candidata, a la presidencia de México, entre Ernesto Cordero Arroyo, Santiago Creel Miranda y Josefina Vázquez Mota.

Deseo que el PAN gane la presidencia y más que eso, por el bien de México, espero que el que gane, gane bien,  para que quede reafirmada la estabilidad del proceso democrático con el que México está dando ejemplo al mundo, no obstante, dudo que Acción Nacional vaya a triunfar con la ahora ex-diputada de la Ciudad de México, porque le faltan “las tablas” de una aspirante presidencial.

Su forma de expresarse, en discursos extensos en los que se repite y reafirma y vuelve a reafirmar, con el riesgo de contradecirse, le resta contundencia, aparte de que su voz es tenue y su fácil sonrisa le restan autoridad a su mensaje.

Por lo demás, la aspirante nos debe a los mexicanos de acá una explicación extensa sobre el voto “mocho” que se nos ha dado por segunda ocasión una vez que diputados, como ella, no hubiesen logrado facultar de poderes el IFE para que votáramos aquí como los demás, en una urna, acudir a una casilla y depositar nuestros sufragios. Nadie nos puede vender la idea de que el voto en el extranjero resulta caro, de que se prestaría al fraude y que sería como una intervención extranjera, argumentos agotados en su misma debilidad, aún así, a diputados como Vázquez Mota les faltó el liderazgo, para “alcanzar al mexicano que se va, con el voto” como dijera el escritor michoacano Gonzalo Badillo Moreno en su libro “La Puerta que llama”.

Quisiera pensar que la candidatura de la diputada es salvable, que aún puede ser mejor asesorada, y que alguien le aconseje cómo hablar en forma breve y substanciosa, y  que le suba el volumen a su voz para que se oiga con firmeza y severidad. Por lo demás, México está muy preparado para tener a una mujer como presidenta, como estaba más que preparado en el 2000 para dar un viraje al escenario político nacional con un presidente de oposición.

He escuchado a Creel y a Cordero y hay contundencia y claridad en sus declaraciones, no vacilan en lo que tienen, y deben decir, como pudieran refutar a sus rivales Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador que, por el contrario, apabu-llarían a la panista en los debates que ya son tan básicos en las campañas presidenciales.

Deseo que gane el PAN en julio 2012, pero para llegar allá deben pasar muchas cosas buenas en el partido de Gomez Morín y Felipe Calderón, porque los rivales llevan 12 años preparándose y lo han hecho bien; el hecho de que Peña Nieto sea un inculto no lo inhabilita para ganar elecciones para un partido experimentado. El Peje, por su parte, ya tiene el camino andado.

Lo que debemos hacer los panistas es, primero, apoyar, y con todo al nominado o a la nominada, segundo, estar preparados para la derrota que esperamos, no una derrota para México, sólo para el PAN.