La curva del engaño

Amiga, qué flaca te ves! ¿Estás haciendo dieta? Sí, dejé los carbohidratos. Esas fueron las palabras que intercambiaron unas amigas, pero la primera era que el “secreto” de la flaca”, era más bien un truco. Y es que cuando las prendas de color negro o de corte “slim” no son suficientes para disimular los defectos del cuerpo, las mujeres recurren a un accesorio en apariencia anticuado pero efectivo: la faja.

Esta pieza interior, que ciñe principalmente la cintura y tiene como referente al corsé, ha sido utilizada a lo largo de las décadas a manera de secreto. Si bien resulta muy útil, en ocasiones especiales para lucir esbeltas, abusar de éstas puede resultar contraproducente para la salud. De acuerdo con especialistas, el uso prolongado de fajas puede lastimar los órganos internos, lesionar la piel y disminuir la oxigenación, provocando daños en el metabolismo en el futuro.

A quienes no pueden prescindir de esta “ayudadita”, se les aconseja adquirir una faja de la talla correcta, que mantenga todo en su lugar, pero que no provoque la sensación de que falta el aire. También se debe evitar a toda costa que la pareja descubra que se lleva esta prenda debajo, ya que nada apaga más rápido la llama de la pasión que el engaño.

Bien dicen que los excesos son malos, y lo mismo se aplica en las fajas, las cuales si se usan constantemente, pueden lesionar la piel y lastimar algunos órganos…todo debe ser con moderación.

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